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VOIX / voces

 

Être équatorien(ne) ?

La voix de nos modèles.

Ser ecuatoriano es tener un documento que dice que lo eres. Sentirse ecuatoriano es reconocerse cuando al medio día no hay sombra,  cuando el sol sale y se acuesta a las 6, cuando los colores son planos, los blancos son estridentes y la sombra profundamente negra. Es reconocerse en una temporalidad inmutable y en un clima donde basta subir o bajar unos metros para sentir calor o frío.

I.R.

 

 

Es la suerte de nacer más cerquita del sol.

V.P.

 

 

Ser ecuatoriano es celebrar a los Andes, creer en la naturaleza, amar a la familia y confiar en el ser humano. Respirar profundamente el aire del páramo. Contemplar la chuquirahua. Ser feliz al oír un pasillo. Acostumbrarse a ver el sol todos los días.
Extasiarse frente a un colibrí. Reconocer el olor del cacao secándose en las carreteras y el aroma del café antes y después de la torrefacción. Anhelar el perfume del palo de rosa y el sabor de la naranjilla. Comer chochos y quinua en cuanto se presenta la ocasión. Bailar al son de cualquier música alegre y festejar al ritmo de la salsa. Apreciar una buena fanesca hecha en casa y un ceviche de carreta contemplando el mar. Añorar una noche estrellada y profunda en plena selva. Admirar la simbiosis de fauna y flora de Galápagos.
Disfrutar de una reunión con amigos, familia y una guitarra... utilizar kichwismos al hablar y tener una malicia llamada en Quito la “sal quiteña”.

B.F.

 

 

Ser ecuatoriano es ser honesto, trabajador, el ecuatoriano lucha por alcanzar sus sueños… por eso le dicen que es madera de guerrero.

S.M.

 

Como ecuatoriano uno sabe escuchar la voz del corazón. Ser un artista ecuatoriano es encontrar la armonía a través del canto, del baile, de la pintura, de la poesía, del cultivo y de la práctica de la creación artística. Es apreciar los colores de la vida, y, en complemento, buscar las técnicas de como combinarlos mejor.

S.A.

 

 

Eso de las nacionalidades es más una necesidad de "catalogar" a las personas. Uno es ecuatoriano cuando tu pasaporte te permite decir eso, por haber nacido ahí o por trámite de naturalización. Y eso me parece importante porque hay muchas personas que no nacen necesariamente ecuatorianos pero se enamoran del país, se comprometen y se quedan y se ganan el derecho de decir que son ecuatorianos.
Entonces para mí, cuando uno dice "soy ecuatoriano" siente en el pecho ese calorcito que le recuerda todo lo que uno ha vivido en Ecuador. Toda la vida o por algunos años. Y ese calorcito te lo da la cultura, la comida, la gente, los paisajes, el sol...

S.J.

 

 

Ser ecuatoriano es estar rodeada de miles de identidades, de colores, de paisajes. Es sentir que perteneces a un número infinito de cosas. Ser ecuatoriano es sentirse humilde y poderoso, grande y chiquito, único y diverso.  Ser ecuatoriano es mágicamente indescriptible.

L.A.

 

 

Estábamos yendo de París a Murcia en el camión de transporte en el que trabajaba mi primo Calin, hablando de los ecuatorianos que han migrado a Europa. Él me dijo “se reconoce no mas a un care-llamingo,  cuando les veo me acerco a conversar”. Claro, cuando me veo en el espejo busco al llamingo y me pregunto cómo lo ven los otros.  

A parte del Calin solo  yo me veo llamingo,  pero no pierdo la esperanza. Espero y mientras tanto veo las imágenes que refleja cada persona que se pregunta de dónde soy. Haciéndome espejo de extrañezas y encantos  de ignorancia y de miedo me di cuenta de que cualquiera de esos entes extravagantes que llamamos escritores saben tanto como cualquiera de los “care llamingos” lo que es ser de alguna parte, como ser ecuatoriano por ejemplo.

V.V.

 

A primera respuesta, en seco diría que  es la mitad del mundo, es mi madre, son las montañas, es el lugar de origen. Así que quizás eso es el Ecuador.

Yo, yo me siento por ello parte de una geografía emocional, pero esa misma geografía emocional me hace también sentirme del mundo, de la tierra que me acoge, de la tierra que amo y que procuro embellecer.

V.M

 

 

Es tener el carácter malhumorado del Cotopaxi y apacible como el Cayambe, caliente como esmeraldas o frio como Riobamba, llorar como el fenómeno del niño y gozar como un atardecer en el Cuyabeno.....obstinados como raíces y tronco del polylepis pero frágiles sentimentalmente como las Galápagos, variados como un km2 de bosque primario del Yasuní, coloridos como arcoíris después del aguacero en Quito, deliciosos como el ceviche y el cuy.........creo que eso es ser Ecuatoriano.

P.B.

 

 

Ser ecuatorian@ es sentirse relacionado con un territorio único : Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos, una unión con nuestra tierra, llena de diversidad no solo geográfica sino también cultural. Sin embargo, esta diversidad cultural, heredada de una Historia tumultuosa sinónimo de colonialismo europeo, esclavitud africana y lucha indígena, no impide en absoluto el compartir de elementos de identidad comunes. Nuestra gastronomía, nuestra música nacional, nuestros bailes, frutos de siglos de mezclas excepcionales, son el orgullo de cualquier ecuatorian@, de cualquier compatriota inmigrante, viva este en París, Madrid o Nueva York. A pesar de nuestras diferencias, sean étnicas, sean políticas o religiosas, lo que nos une como ecuatorianos es nuestro patrimonio cultural, tanto material como inmaterial. Por lo tanto, así se puede definir la identidad ecuatoriana.

D.S.

 

 

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